El café de primera hora del día, el desayuno, el aperitivo o el vermut, la comida, el café de media tarde, la cena o la última copa. En España siempre nos ha gustado tener un buen motivo para reunirnos y disfrutar alrededor de una mesa (o en la barra de un bar), pero ahora, y desde hace ya algún tiempo, por si fueran pocos los momentos de consumo ya implantado, importamos y nos apropiamos de nuevos espacios para deleitarnos gastronómicamente: desde el brunch matutino, al tardeo o afterwork tardío.
Y es que, si sabemos hacer algo bien en la hostelería de este país es adaptarnos a las necesidades y preferencias de nuestros comensales. Y ahora, las nuevas generaciones nos empujan a ofrecer desayunos contundentes y tardíos (brunch), y la copa y tapa de final de tarde (afterwork). Han llegado para quedarse, y la mejor forma de afrontarlo es aprovechando y sacando el máximo partido a estos nuevos momentos de consumo. Pero ¿cómo hacerlo sin fracasar en el intento?
Porque ni el brunch es un desayuno servido a las 12 de la mañana, ni el afterwork es un cafelito con pastas secas a las 5 de la tarde. Veamos, entonces, las claves de estas tendencias.
Qué es el brunch
El brunch es una palabra formada por la fusión del término inglés breakfast (desayuno) y lunch (comida). De hecho, no hace referencia a otra cosa más que a un desayuno y comida en uno, un desayuno tardío o una comida temprana a la hora del almuerzo y contundente.
Aunque parece algo muy novedoso, el brunch se originó en Inglaterra a finales del siglo XIX. De hecho, el Diccionario de Inglés Oxford (1896) asegura que el término fue acuñado por Guy Beringer en Gran Bretaña en 1895 para describir una comida que hacían los domingos los “juerguistas del sábado por la noche”. Aunque realmente, se dice que el brunch tiene sus antecedentes en las altas esferas de la sociedad británica victoriana. Estas familias acomodadas daban el día libre a sus sirvientes los domingos, después de haber cocinado una espléndida variedad de platos pensada para durar todo el día. En torno a una mesa se sentaban a disfrutar de esta especie de buffet libre con todo tipo de platos y platillos.
El denominador común del brunch es la “variedad”. Ofrecer diferentes tipos de panes, diferentes tipos de tapas, de bebidas, de platos dulces o salados… Para ello, en Maheso podemos ofrecer grandes soluciones, no solo por nuestra amplia gama de platos, panes y bollería, sino porque la mayor parte de ellos se puede regenerar y presentar en pocos minutos.
Qué se puede ofrecer en un brunch
El brunch debe ser una comida copiosa y variada. Lo más usual es ofrecer platos de todo el mundo y mezclar entre especialidades dulces y saladas, no en vano, es un desayuno/comida. Todo tipo de panes y bollería, croissants franceses, mermeladas, cereales, embutidos y quesos, tapas y snacks, tortillas, pizza, rollitos de primavera, creps, churros, frutas variadas, yogures, zumos, café, té e infusiones, cócteles… casi todo vale.
Para dar cabida a este nuevo modelo, los restaurantes se adaptan: menos mesas en el interior, con más espacio entre ellas, pero también nuevos mostradores con espacio para venta de comida para llevar o de productos artesanos o delicatessen.
De manera, que habrá que acostumbrarse a conocer nuevos términos como take away, delivery, neuromarketing, omnicanalidad y digitalización porque van a formar parte del vocabulario sector.
Del brunch al tardeo o afterwork
Pero no solo el brunch ha llegado para quedarse, también el tardeo o afterwork. Salir del trabajo y tomar algo con los compañeros de oficina antes de volver a casa es una costumbre al alza. Una manera de alargar “la jornada laboral”, pero en el bar o en la terraza del restaurante. Algo así como el típico “cañeo” español, pero a lo anglosajón.
La clave del afterwork es ofrecer algo más que un café o una copa para ocupar la cocina durante las horas entre el almuerzo y la cena. Es por ello por lo que en el afterwork el que cobra más protagonismo es el cóctel de autor, los vermuts o incluso las cervezas artesanas. Hay que innovar, y no solo ofrecer los típicos combinados. Si además de un cóctel se ofrece una bebida bien presentada con una tapa, unas croquetas, un bocadillo de autor o unos tacos, unos rollitos o unas varitas de queso, el éxito está asegurado. En Maheso, por ejemplo, disponemos de una amplia gama de tapas y snacks ideales para este momento, como los fingers de pollo o de queso mozzarella.
Eso sí, en este caso, además de oferta gastronómica cuenta mucho la parte más de ocio: ofrecer música en directo o de DJ es algo que suma puntos.